martes, 23 de febrero de 2010

Introducción

Las palabras huyen siempre...

Escapan siempre a todos mis intentos de capturarlas

Son luego un manojo de locura y sinsentido

Son una porción desconectada de la realidad que no sabe a donde ir.

Finalmente cobran sentido,
como la materia que sola se forma ante nuestros ojos,
así las palabras crean un mundo nuevo.

Las veo, las persigo, corro hasta el hartazgo detrás de ellas

Luego me doy cuenta de que sólo juegan conmigo

Entonces ellas empiezan a perseguirme

Finalmente jugamos juntos

Y en medio del juego, lentamente, y en silencio

Empiezo tomando las más pequeñas, luego las más grandes

Y finalmente las atrapo con el temible punto final.

Ese miserable punto que sólo sabe ser

Asesino de ideas

Por ello es que lo evito. No siempre.

Y cuando ellas se dan cuenta de que el juego

Se ha convertido en una nueva historia,
o una nueva poesía, o un pequeño ensayo

es entonces cuando, pícaras, sonríen
Y escapan ahora hacia los ojos lectores
y vuelven, más tardes, con aquella confusa intención
de ser capturadas, para que, mientras juegan conmigo
sean ellas las que me cuenten una historia.